1951, 28 DE MARZO. Carné número 1 de la Biblioteca: Félix Téllez Solà.
Nació el 2 de mayo de 1934 en Soto de Rey (Asturias), hijo de madre catalana y padre navarro. Su familia vivía en Tarragona donde su padre, Martín, era jefe de estación ferroviario. Aquí nacieron sus dos hermanos mayores, Cristina y Antonio Téllez, este último formó parte de la "Quinta del Biberón" y fue historiador, periodista y escritor reconocido. Años después, el padre fue destinado a la estación de Asturias, lugar donde nació su tercer hijo, Félix Téllez Solà. Dos años después volvieron a Tarragona, también vivirían puntualmente en Alcoy, pero se instalaron definitivamente en Tarragona donde Félix residiría toda su vida, hasta los 82 años.
A la temprana edad de dos años empezó a leer. Su madre, Margarita, regentaba un quiosco en la parte alta de Tarragona donde ofrecían préstamos de libros y novelas, que él devoraba incansablemente. Toda su vida fue un ávido lector, por este motivo cuando se inauguró la actual Biblioteca de Tarragona el año 1951 fue el primer tarraconense en hacerse socio.
La lectura y el arte fueron siempre sus dos grandes pasiones, razón por la cual estudió dibujo en el año 1955 en la Escuela Taller de Arte de la Diputación de Tarragona, en la calle Santa Anna, donde actualmente encontramos el Museo de Arte Moderno. Siempre demostró mucho interés por la cultura, viajó a París para descubrir la pintura de aquel momento y fue un gran admirador de la obra de Dalí, al cual conoció personalmente cuando visitó Tarragona en 1973.
Trabajó como vidriero, dominaba la técnica del esmerilado del vidrio, el pulimento de espejos y el uso del pan de oro para hacer recubrimientos dorados. Participó en la construcción de la iluminación del interior de la Fuente del Centenario, así como también la de algunos de los pasos de Semana Santa.
En 1960 contrajo matrimonio con Consuelo Martín y empezó a trabajar en el "Bar Jauja", propiedad de su familia, situado en la actual Rambla Nova. Este fue el primer bar de Tarragona en tener televisión, se reunían muchos tarraconenses para ver los primeros partidos de fútbol. También tuvo la oportunidad de conversar con varios artistas que se acercaban al bar por su proximidad al Teatro Tarragona.
Posteriormente se dedicó al comercio al frente de la "Cristaleria Fausmar", trabajo que compaginó con la topografía, mientras completaba otros estudios que no había podido realizar durante el difícil tiempo de la posguerra. Fue un gran amante de la pesca deportiva, ganó muchos trofeos y participó activamente como vocal de la "Junta de la Sociedad Deportiva de pescadores de caña", la cual consiguió inaugurar el Coto de Pesca en el rompeolas del Puerto de Tarragona el año 1975.
Félix fue un hombre adelantado a su tiempo, y transmitió sus ganas de vivir y aprender a sus cinco hijos y cinco nietos. Toda la vida mostró un gran afán de conocimiento, incluso a su última etapa, donde encontró una manera de expresar su sentido artístico a través de las nuevas tecnologías, restaurando fotografías antiguas y haciendo composiciones fotográficas.